Las niñas queríamos ser princesas porque nos obligaron.

Las niñas queríamos ser princesas porque nos obligaron. 








Porque, desde pequeñas, nos pusieron coronas, vestidos de tul, ropa que no nos dejaba jugar, porque no la podíamos manchar. Nos dijeron “qué niña más guapa” tantas veces, que nos creímos que era lo que importaba.

Y nos chutaron dosis diarias de príncipe azul, y así nos hicimos yonkies del amor y aprendimos a necesitarlo para vivir.

Las princesas son guapas, están asustadas y se enamoran del primero que las salva. Y del segundo y del tercero. Y esperan, encerradas en su torre, sin hacer nada para escapar de ella.Y nosotras aprendimos a ser como ellas. Aprendimos a obligarnos a ser guapas, que significa fracasar eternamente en intentar parecerles guapas a los demás. Aprendimos a esperar a que el príncipe azul nos solucionara la vida, que significa construir nuestra existencia en torno a la idea de conseguir y mantener una pareja, y a solo así sentirnos completas. Aprendimos que estas dos cosas eran una pelea, que significa sentirnos amenazadas por todas las mujeres que nos rodean, no vaya a ser que sean más guapas, o que su torre le pille al príncipe más cerca. Aprendimos a querernos poco y solo a costa de lo que nos quisieran otros.

Quedaos con mis vestidos de tul, mi príncipe azul, mi espejo y mi corona. Quedaos con mis complejos, mis miedos, mis vacíos y mis celos. Quedaos con todo eso que me habéis impuesto, que no lo quiero.







Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos y las fotos. Para bailar, correr, descansar y tirarme en la hierba a ver pasar el cielo. Para mis sueños, mis desastres y mis deseos. Para fracasar y empezar otra vez con mis proyectos. Para mis amigas, mis ligues, mis mujeres admiradas y mis no quieros. Para mi vida, al margen de lo que me enseñaron.

Quedaos con mi reino. Que a mí me hace falta sitio para el mundo entero.

Y es que, he nacido mujer, pero eso no debería incluir cocinitas y muñecos, para cuando sea mayor poder hacerlo bien y pensar que es algo que debo hacerlo sola. No quiero que mi sexo incluya unas instrucciones para estar siempre perfecta, para ser una princesa, para aprender a maquillarme y para que quiera ser como esa barbie con proporciones perfectas. No quiero que ser niña implique que cada vez que me queje o diga que algo no me gusta, se me reproche que eso no lo hace una señorita.









Pero tampoco quiero que a mi hermano se le eduque para ser el fuerte y mantener la familia. Me niego a que, por nacer hombre, él no pueda jugar con muñecos porque eso es "lo que hacen las niñas" y que se le inicie en la violencia y en la lucha por el liderazgo con espadas y pistolas. No quiero que crea que las niñas no sirven para jugar al futbol y que si quiere una muñeca es porque no es normal. No me gustaría que con pocos años ya piense que es superior a mí y que somos diferentes, que ellos sirven para unas cosas y nosotras, para otras. No quiero que, por ser hombre, no pueda llorar porque los niños no lloran y que tenga que mostrar el afecto en la intimidad, porque los sentimientos son para los débiles, es decir, para las mujeres.

¿No te gustaría que no nos educasen de una manera u otra según nuestro sexo? Ayúdame a que la sociedad cambie.














1 comentario:

Entrada destacada

Por salud, las mujeres necesitan salir dos veces a la semana

  Las Mujeres Necesitan Salir Dos Veces Por Semana Por Salud. La revelación suena a un chiste, pero es cierta y además, es sólo una parte de...

Entradas populares

adaptable